La honestidad

Abu Amr Sufyane Ibn-i ‘Abdullah (r.a.) explica: “He dicho al Profeta (la paz sea sobre él): ¡Profeta de Dios! Explícame el islam de manera que no tenga la necesidad de preguntar a otra persona. El Profeta (la paz sea sobre él) respondió: “Di: creo en Dios y actúa con toda rectitud””[1]


La rectitud que puede definirse con la honestidad, la fidelidad, la vía recta es de hecho el respeto de las órdenes divinas y los derechos humanos.



Une persona recta con fe y viviendo su fe en la vida de todos los días seguirá el comportamiento ejemplar del Profeta Muhammad (la paz sea sobre él).






Dios pide a los creyentes que Le respeten y que sean rectos no solamente en su lenguaje pero también en sus actos (sura Al-Hijr). En recompensa por su rectitud, el paraíso les está prometido. No habrá para ellos ni temor, ni preocupación.



“A los que hayan dicho: "¡Nuestro Señor es Alá!" y se hayan portado correctamente, descenderán sobre ellos los ángeles: "¡No temáis ni estéis tristes! ¡Regocijaos, más bien, por el Jardín que se os había prometido!”[2]



La rectitud tiene que manifestarse en los pensamientos, en el lenguaje, en las intenciones, en la voluntad, en la motivación y en los actos. También tiene que existir una coherencia entre el discurso y la acción.



Hay muchos versículos coránicos acerca de la rectitud. En la sura de Hûd, Dios pide al Profeta Muhammad (la paz sea sobre él) ser recto:



“Sé recto tal y como te he mandado, en compañía de los que se han vuelto atrás de su error junto a ti, y no vayáis más allá de los límites, pues en verdad Él conoce perfectamente lo que hacéis.”[3]



Por consiguiente, los musulmanes también tienen que ser rectos.



Según ‘Abdullah Ibn-i Mes’ud (r.a.), el Profeta (la paz sea sobre él) ha dicho: “No hay ninguna duda de que la rectitud dirige hacia el bien. Y el bien dirige hacia el Paraíso. Diciendo la verdad, el creyente será elevado por Dios al rango de los veraces. La mentira terminará por hacer desviar al creyente del buen camino. Y esta desviación lleva al Infierno. Mintiendo, el hombre terminará en el rango de los mentirosos.”[4]



La rectitud es una cualidad profética. Como los otros profetas, el Profeta Muhammad (la paz sea sobre él) posee también esa cualidad. Cuando el versículo 112 del sura Hûd fue revelado, dice haber envejecido. Quiso demostrar la importancia de la rectitud. El contrario de la rectitud es la mentira. Y la mentira es un defecto y un signo de hipocresía. En ningún caso, el creyente puede mentir o actuar en la mentira. Según Abou Khalid Hakîm Ibn-i Hizâm (r.a.), el Profeta Muhammad (la paz sea sobre él) ha dicho: “El vendedor y el comprador son libres en todo momento, hasta que se separen, de romper su acuerdo. Si los dos son honestos sobre el precio y la mercancía, su acuerdo será fructuoso. Pero si ocultan algo o si mienten, su acuerdo no será fructuoso.”



Al contrario de la rectitud, hay defectos como la mentira y la perversión. Las personas piadosas no pueden en ningún caso mentir. Habíamos dado como apodo al Profeta Muhammad (la paz sea sobre él) “el digno de confianza”. Los creyentes, cuando hablan, dicen la verdad, no hablan inútilmente, no hablan mal, o hablan bien o se callan.



Abdullah Bin Âmir (r.a.) cuenta:



“un día que el Profeta de Dios (la paz sea sobre él) estaba en casa, mi madre, para calmarse, me llamó cerca de ella prometiéndome darme algo. El Profeta (la paz sea sobre él) le preguntó a mi madre sobre lo que iba a darme. Mi madre contestó que quería darme un dátil. El Profeta de Dios (la paz sea sobre él) dijo: -Si habías mentido al niño y que no le habrías dado nada, te habría sido inscrito una mala acción por tu mentira.”[5]



El Profeta Muhammad (la paz sea sobre él) cuenta: “¿Queréis que os cuente que es el más grande de los pecados?”. Los que estaban presentes contestaron: “Sí, Profeta de Dios, dinos que es el más grande de los pecados”. El Profeta (la paz sea sobre él) contestó: “asociar una divinidad a Dios, llevar la contraria a los padres,…”. Después, se levantó de su cama, se sentó y repitió varias veces: “Escuchad bien, el testimonio falso es también un gran pecado. Había repetido esta frase tantas veces que los que escuchaban se dijeron: “Que pare”.[6]



Abu Hurayra (que Dios sea satisfecho de él) cuenta: “Un día, nuestro Profeta (la paz sea sobre él) fue a un depósito de avena, controló los sacos de arena y resintió que sus dedos estaban mojados. La parte superior del saco estaba seca pero en el interior estaba húmedo. Entonces, preguntó al agricultor la razón de esta humedad. Ese último contestó. “Es por culpa de la lluvia, Profeta de dios”. Muhammad (la paz sea sobre él) dijo entonces: “tendrías que haber puesto la parte mojada encima para que la gente la vea.” “Los engañosos no son de los nuestros” dijo.[7]



[1] Muslim



[2] Han sido explicadas detalladamente, 30



[3] Sura 11, versículo 112



[4] Bukhari



[5] Abou Daoud



[6] Bukhari



[7] Muslim




— presso Centre Cultural Islàmic Català.
 
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